- La cooperación internacional para el desarrollo. Acciones, desafíos, tendencias
Pensar las relaciones internacionales ha sido una tarea que tradicionalmente queda en manos de los grandes centros de producción del conocimiento, lo que equivale a decir en los países desarrollados. Solo algunas pocas pero importantes excepciones a esta constante se detectan en los últimos años, y las más destacadas son posiblemente, y por motivos fáciles de comprender, aquellas relacionadas con temas vinculados al desarrollo. Ejemplos de ello son los trabajos de Raúl Prebisch, Hernán Santa Cruz o Frantz Fannon.
Como parte de esas dinámicas el estudio de la cooperación internacional para el desarrollo quedó geográficamente situado en la parte del mundo que ejercía el rol de donante dentro de la estructura tradicional de una cooperación basada, fundamentalmente, en recursos financieros que corrían en dirección Norte-Sur.
En relativamente poco tiempo, se ha pasado de una forma de cooperación que se basaba en la relación (de dominación) entre donantes y receptores, enfocada en la ayuda (muchas veces condicionada) de los primeros a los segundos, que venía a ser muestra de la supeditación que los países pobres, subdesarrollados, del Tercer Mundo, tenían con respecto a los del llamado Primer Mundo.
Hoy la realidad es diferente: las dinámicas del poder global han cambiado significativamente de forma reciente en los últimos años, el mundo se ha vuelto más complejo y heterogéneo que nunca y países tradicionalmente considerados “subdesarrollados” se han convertido en locomotoras de la economía mundial, al punto que ninguna decisión de relevancia global puede ya ser tomada sin consultar con el grupo BRICS.
De modo que, en poco tiempo, el sistema de cooperación internacional para el desarrollo se vuelve más complejo, incluyendo tanto una variada gama de actores, como una amplia manifestación de formas de cooperación. Frente a la ortodoxia de la ayuda tradicional se abren nuevas formas de cooperación que suponen cambios importantes en el modelo de relación entre el Norte y el Sur.
Son muchos los motivos que deben sumarse todavía a esos cambios para explicar el resurgimiento de la cooperación Sur-Sur y la consiguiente complejización del mapa global del trabajo orientado a la promoción del desarrollo, si es que acaso existe hoy algún consenso sobre lo que ese concepto significa.
Lo cierto es que así como el Sur Global, un concepto siempre repetido pero continuamente difuso, ocupa hoy un lugar renovado en las relaciones internacionales, su academia se ha dado a la labor de generar conocimientos propios, miradas del mundo y de los lazos que se establecen entre los diferentes actores que hacen a la vida de las relaciones internacionales.
Como es casi natural, ha sido de nuevo el campo del desarrollo, al que se ha sumado ahora el de la cooperación internacional orientada a ese fin, el que se ha puesto al frente de este proceso de pensamiento desde el Sur, para el Sur y el propio Norte.
Este prólogo, limitado por razones de espacio, es suficiente para explicar por qué la aparición de este nuevo libro del profesor Juan Pablo Prado Lallande debe ser celebrada.
Sin huir de los lugares incómodos a los que nos somete el proceso de revisar nuestro lugar en el mundo asumiendo que somos copartícipes de su creación, el autor avanza a lo largo del texto, no solo estableciendo un “cuadro de situación” que recrea recuperando los éxitos y fracasos que han llevado a su constitución, sino tomando al mismo como apenas un punto de inicio a partir del cual construir un análisis de la cooperación internacional por medio del cual se exponen tanto sus lados más brillantes, los más oscuros y sus tendencias más representativas.
No se trata de un trabajo realizado sobre la comodidad de la mera ordenación y repetición de ideas, sino de una obra que a la vez analiza, critica, imagina y argumenta —con sustento y solidez— los fenómenos que identifica.
En este último sentido, se trata de un estudio cuya lectura es adecuada y enriquecedora, no solamente para el lector formado en temas de cooperación internacional, sino que puede ser perfectamente aprovechado por aquellos que se asoman a ese mundo e incluso por quienes, sin pretender más, sienten curiosidad y desean entender más cabalmente el mundo que los rodea y algunas de sus formas de funcionamiento.
La profundidad de los análisis que realiza el autor no obstan a su explicación en términos claros y concretos, en ocasiones con mesuradas y oportunas pinceladas teóricas, aportando datos estadísticos y cifras allí cuando lo considera necesario pero sin sobreabundar en ellos, lo que desde el rol de lector se agradece porque con ello se evita entorpecer lo que aparece como un importante mérito del texto: la posibilidad de su lectura descansada, afable, pero al mismo tiempo provocativa. El libro no sobreabunda en información que obstaculice una lectura integral, pero señala caminos y tendencias de la cooperación internacional para el desarrollo por los que pueden avanzar aquellos que deseen continuar ahondando en cualquiera de los temas que en él se abordan.
Se trata, en fin, de una obra escrita por un académico cuyo nombre suena cada vez más fuerte en el campo de la cooperación internacional y cuya producción siempre aporta elementos, inquietudes y desafíos nuevos.
Estamos, pues, ante una obra que es muy necesaria para conocer en profundidad la cooperación para el desarrollo, como uno más de los escenarios del sistema internacional, que vive momentos de turbulencias e incertidumbres, aunque también de desafíos y avances, y que necesita, por tanto, de análisis que nos permitan conocerlo y, a partir de ahí, transformarlo.
Este nuevo libro del profesor Prado Lallande supone un paso más en su prolífica actividad académica e investigadora, que no solo es de enorme utilidad para el ámbito universitario, sino que le confirma como una de las referencias a seguir en los estudios sobre cooperación internacional.
La obra es, además, muy oportuna, si tenemos en cuenta que en 2015 se rindió cuentas sobre el cumplimiento (e incumplimiento) de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y de forma simultánea entró en vigor la Agenda de Desarrollo Post 2015 y los respectivos Objetivos de Desarrollo Sostenible, coyuntura que representa un punto de inflexión en la historia y devenir de la cooperación internacional para el desarrollo.